Oración de Liberación y Guerra Espiritual
Guerra Espiritual
La Sangre de Cristo tiene poder y tu nombre Señor Jesús también”
Espada flamígera.
La Armadura de Dios
Efesios 6:10
Señor Jesús, me fortalezco en ti y en el poder de tu fuerza. Me visto de toda la armadura que tú me has dado, para poder estar firme contra las asechanzas del diablo. Porque no tengo lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomo toda la armadura de Dios, para resistir en este día, y estar siempre firme.
Ciño mis lomos con la verdad,
Me visto con la coraza de justicia,
Calzo mis pies con el apresto del evangelio de la paz.
Tomo el escudo de la fe, para apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Tomo el yelmo de la salvación,
La espada del Espíritu, que es la palabra de Dios,
Y la espada Flamígera, que es la Sangre de Cristo, ante la cual huyen aterrorizados los demonios.
Apocalipsis 22:6
La venida de Cristo está cerca
6Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.
7¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.
8Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. 9Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.
10Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.
12He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. 13Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.
14Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. 15Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.
16Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.
Atar al maligno
“Padre, en nombre de Jesús, con el poder del Espíritu Santo, completamente cubierto con la Sangre de Cristo, Ato, amarro, encadeno y amordazo con la Sangre de Cristo al príncipe de los demonios y todas sus jerarquías: tronos, dominaciones y potestades. Ato, amarro, encadeno y amordazo con la Sangre de Cristo todo espíritu inmundo que esté presente en nuestros cuerpos y fuera de ellos en el aire, la tierra, el fuego o los abismos, y ligo también en nombre de Jesús, con la Sangre de Cristo toda interrelación entre espíritus y les ordeno que no se presten ayuda unos con otros”.
ORACIÓN PRIMITIVA DE LIBERACIÓN
Dios Todopoderoso y Eterno, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que enviaste al infierno a aquel tirano fugitivo y apóstata, y que enviaste a tu unigénito a este mundo para que aplastara al que rugía: atiéndenos con prontitud, apresúrate a librar a un hombre creado a tu imagen y semejanza, de la ruina y del demonio. Envía Señor, tu terror sobre la bestia que extermina tu viña. Da a tus siervos confianza para luchar fortísimamente contra el dragón, para que no desprecie a los que esperan en ti y no diga, como dijo Faraón: “No conozco a tu Dios, no libero a Israel”. Que tu diestra poderosa le obligue a salir de esta persona, que no pretenda tener más tiempo cautivo a quien Tu te dignaste hacer a tu imagen y redimiste en tu hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, ahora y siempre. Amén.
Nada hago por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, en el nombre de Jesucristo, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.
Ahora te ordeno en el nombre de Jesús, espíritu inmundo, cualquiera que seas y a todos tus compañeros que están en esta persona, para que por el poder de la sangre de Jesucristo me digas tu nombre y me obedezcas pronto en todo, y que en manera alguna no ofendas a esta creatura de Dios, a los presentes, o a sus bienes.
Señor Todopoderoso, palabra de Dios Padre, Cristo Jesús, Dios y Señor de toda creatura, que diste a los Santos Apóstoles el poder pisotear serpientes y escorpiones; que entre los demás preceptos de tus maravillas te dignaste decir: Arrojad a los demonios; en virtud de lo cual cayo Satanás del cielo como un rayo; con temor y temblor ruego, suplico a tu santo nombre que a mí, siervo tuyo, otorgado el perdón de todos mis pecados por el bautismo en inmersión de agua, te dignes otorgarme una fe solida y el poder para, confiado y seguro del poder de tu brazo, enfrentarme con este cruel demonio: por Ti, Jesucristo, Señor y Dios nuestro, que has de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y a este siglo por medio de fuego. Amén.
Te reprendo inmundisimo espíritu, toda incursión del adversario, todo fantasma, toda legión, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, para que te alejes y apartes de esta creatura de Dios. Te lo ordena el mismo que desde las alturas del cielo te ordenó descender a las profundidades de la tierra. Te lo ordena el mismo que ordenó al mar, a los vientos y las tempestades. Oye, pues, y teme, oh Satanás, enemigo de la fe, adversario del género humano, introductor de la muerte, raptor de la vida, quebrantador de la justicia, raíz de los males, fomento de los vicios, seductor de los hombres, traidor de las gentes, incitador de la envidia, origen de la avaricia, causa de la discordia, suscitador de los engaños: por qué permaneces y resistes, sabiendo que Cristo el Señor destruye tus caminos? Teme a Aquel que fue inmolado en Isaac, vendido en José, muerto en el cordero, crucificado en el hombre y luego triunfador del infierno. Aléjate, pues, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: Cede el lugar al Espíritu Santo por el poder de la sangre de Jesucristo, quien es Dios, por todos los siglos. Amén
Oh Dios, creador y defensor del género humano, que formaste al hombre a tu imagen; dirige tu mirada a esta creatura de Dios, acosada por los engaños del espíritu inmundo, al que el viejo adversario y antiguo enemigo de la tierra rodea con el horror y el miedo y desfigura el sentido de la mente humana con es estupor, perturba con terror y agita con exagerado miedo. Rechaza, Señor, la fuerza del diablo, aleja sus engaños e insidias; ahuyéntese lejos el tentador. Que esta persona sea sellada en su interior con el Espíritu Santo, que desaparezcan de su alma los intentos del poder adverso. Concede Señor Jesucristo con esta invocación de tu santo nombre la gracia de quien hasta ahora era causa del terror, huya aterrorizado y derrotado, se aleje y que esta persona con firmeza de corazón y mente sincera te sirva como es debido. Amén.
Te reprendo, serpiente antigua, por el juez de vivos y muertos por tu hacedor del mundo, por quien tiene poder de enviarte al infierno, para que pronto te alejes con tu miedo y el ejercito de tu furor de esta creatura de Dios que recurre a Jesucristo su único salvador, te reprendo una vez más no con mi debilidad sino con la fuerza del Espíritu Santo que salgas de esta persona a quien el Dios todo poderoso hizo a su imagen. Ríndete por tanto, a éste ministro de Cristo. Pues te lo exige su poder que te humillo en la cruz teme a su brazo del que venciendo los gemidos del infierno, condujo las almas a la luz. No resistas, no tardes en alejarte de este hombre, cede el lugar a Jesucristo para que habite en él. No pienses que puedes despreciarme porque sabes que soy un hombre. Te lo ordena Dios. Te lo ordena la majestad de Cristo. Te lo ordena Dios Padre, te lo ordena Dios Hijo, te lo ordena Dios Espíritu Santo. Te lo ordena la poderosa Sangre de Jesucristo. Sal, por tanto, transgresor. Sal seductor lleno de todo odio y engaño, enemigo de la virtud, perseguidor de los inocentes. Cede el lugar o tirano, cede el lugar, oh el más impío, cede el lugar a Cristo, en quien nada encontraste en tus obras; el que te despojó, el que destruyo tu reino, el que te venció y te ató, el que despedazó tus instrumentos, el que te arrojó a las tinieblas exteriores, donde está preparada la perdición para ti junto con tus ministros. Más, por qué, bestia truculenta te niegas? Por qué temerariamente te resistes? Eres reo delante de Dios omnipotente, cuyos mandatos haz quebrantado. Eres reo ante su hijo Jesucristo Señor nuestro a quien te atreviste a tentar y presumiste crucificar. Eres reo ante el género humano, al que con tus sugerencias propinaste mortal veneno.
Te reprendo, perversísimo dragón, en el nombre del cordero inmolado, que pisoteó la serpiente y el basilisco, para que te alejes de este hombre, para que te alejes de la iglesia de Dios: tiembla y huye al invocar el nombre de aquel ante el cual los infiernos tiemplan; a quien están sujetas las virtudes de los cielos y las potestades, y las dominaciones; a quien con incansables voces alaban los querubines y los serafines, diciendo: Santo, santo, santo es el señor de los ejércitos. Te lo manda el verbo hecho carne. Te lo manda Jesús, que cuando despreciabas a sus discípulos, golpeado y postrado te ordenó salir de un hombre, en cuya presencia, cuando te separó de ese hombre, ni siquiera pensabas entrar en una piara de cerdos. Aléjate ahora de este hombre. Es duro para ti querer resistir, es duro para ti dar coces contra el aguijón. Porque cuanto más tardes en salir, tanto más crece el suplicio para ti, porque no es a hombres a quienes desprecias, sino a aquel que domina sobre vivos y muertos, y que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego. Amén.
Oh Dios del cielo, Dios de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los arcángeles, Dios de los profetas, Dios de los apóstoles, Dios de los Mártires, Dios que tiene el poder de dar vida después de la muerte, descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de ti, ni podrá ser verdadero, sino Tu creador del cielo y de la tierra que eres Rey verdadero y cuyo Reino no tendrá fin, humildemente suplico a la majestad de tu gloria que liberes de los espíritus inmundos a esta creatura de Dios.
Te reprendo, pues, todo espíritu inmundo, todo fantasma, toda incursión de Satanás en el nombre de Jesucristo, que después del bautismo de Juan fue llevado al desierto y te venció en tu sede, para que dejes de atacar a aquel hombre que del polvo de la tierra formo Dios para honra de su gloria y no a la humana fragilidad, porque no vivo yo, sino que Cristo vive en mi, ríndete ante Dios que lanzó al abismo a ti y a tu malicia en faraón su ejército por manos de Moisés tu siervo.
Ríndete ante Dios que te puso en fuga por medio de su fidelísimo siervo David de Saúl con cantos espirituales. Ríndete ante Dios que te condenó en el traidor Judas Iscariote. Pues El te hiera con azotes divinos, ante los cuales, temblando y clamando con tus legiones dijiste: Que tenemos que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? Viniste acá antes de tiempo para atormentarnos? Con llamas perpetuas te urge aquel que al fin de los tiempos dirá a los impíos. Alejaos de mi, malditos al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Pues para ti, impío, y para tus ángeles habrá gusanos que nunca morirán.
Para ti y para tus ángeles está preparado un incendio inextinguible porque tú eres un príncipe del homicidio, tú el autor del incesto, tú la cabeza de los sacrílegos, tú el maestro de las malas acciones, tú el doctor de los herejes e inventor de toda obscenidad. Sal, pues oh impío, sal oh criminal, sal con todo tu engaño, porque Dios a querido que el hombre sea su templo. Porque tardas en alejarte de aquí? Da honor a Dios Padre Todopoderoso, ante el cual toda rodilla se dobla. Da el lugar al Señor Jesucristo, quien derramó por el hombre su preciosísima sangre.
Da el lugar al Espíritu Santo, quien por medio de su bienaventurado Apóstol Pedro te humilló públicamente en Simón Mago; quien condenó tu engaño en el caso de Ananías y Sáfira; quien te hirió en persona de Herodes que no rendía honor a Dios; quien en el mago Elimas por medio de su Apóstol Pablo te castigó con la oscuridad de la ceguera y por medio del mismo apóstol te ordenó salir de la pitonisa. Aléjate ahora, aléjate seductor.
Tu sede es el desierto. Tu habitación es la serpiente: humíllate y póstrate. Ya no hay tiempo que perder. Pues he aquí que el Señor Dominador esta ya cerca, ante El arderá el fuego y le precede e inflamará a sus enemigos alrededor, pues si engañaste al hombre, de Dios no podrás burlarte. Te arroja aquel para cuyos ojos nada hay oculto. Te arroja aquel a cuyo poder todo está sometido. Te arroja aquel que para ti y para tus ángeles preparó el fuego eterno, aquel de cuya boca saldrá una aguda espada, que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por medio del fuego. Amén.