Casa de Dios y Puerta del Cielo

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Oración de Liberación y Guerra Espiritual

Guerra Espiritual

La Sangre de Cristo tiene poder y tu nombre Señor Jesús también

Espada flamígera.


La Armadura de Dios

Efesios 6:10

Señor Jesús, me fortalezco en ti y en el poder de tu fuerza. Me visto de toda la armadura que tú me has dado, para poder estar firme contra las asechanzas del diablo. Porque no tengo lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomo toda la armadura de Dios, para resistir en este día, y estar siempre firme.


Ciño mis lomos con la verdad,

Me visto con la coraza de justicia,

Calzo mis pies con el apresto del evangelio de la paz.

Tomo el escudo de la fe, para apagar todos los dardos de fuego del maligno.

Tomo el yelmo de la salvación,

La espada del Espíritu, que es la palabra de Dios,

Y la espada Flamígera, que es la Sangre de Cristo, ante la cual huyen aterrorizados los demonios.


Apocalipsis 22:6

La venida de Cristo está cerca

6Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.

7¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

8Yo Juan soy el que oyó y vio estas cosas. Y después que las hube oído y visto, me postré para adorar a los pies del ángel que me mostraba estas cosas. 9Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

10Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.

12He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. 13Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último.

14Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. 15Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira.

16Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana.


Atar al maligno

“Padre, en nombre de Jesús, con el poder del Espíritu Santo, completamente cubierto con la Sangre de Cristo, Ato, amarro, encadeno y amordazo con la Sangre de Cristo al príncipe de los demonios y todas sus jerarquías: tronos, dominaciones y potestades. Ato, amarro, encadeno y amordazo con la Sangre de Cristo todo espíritu inmundo que esté presente en nuestros cuerpos y fuera de ellos en el aire, la tierra, el fuego o los abismos, y ligo también en nombre de Jesús, con la Sangre de Cristo toda interrelación entre espíritus y les ordeno que no se presten ayuda unos con otros”.


ORACIÓN PRIMITIVA DE LIBERACIÓN

Dios Todopoderoso y Eterno, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que enviaste al infierno a aquel tirano fugitivo y apóstata, y que enviaste a tu unigénito a este mundo para que aplastara al que rugía: atiéndenos con prontitud, apresúrate a librar a un hombre creado a tu imagen y semejanza, de la ruina y del demonio.  Envía Señor, tu terror sobre la bestia que extermina tu viña. Da a tus siervos confianza para luchar fortísimamente contra el dragón, para que no desprecie a los que esperan en ti y no diga, como dijo Faraón: “No conozco a tu Dios, no libero a Israel”. Que tu diestra poderosa le obligue a salir de esta persona, que no pretenda tener más tiempo cautivo a quien Tu te dignaste hacer a tu imagen y redimiste en tu hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, ahora y siempre. Amén.


Nada hago por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, en el nombre de Jesucristo, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.


Ahora te ordeno en el nombre de Jesús, espíritu inmundo, cualquiera que seas y a todos tus compañeros que están en esta persona, para que por el poder de la sangre de Jesucristo me digas tu nombre y me obedezcas pronto en todo, y que en manera alguna no ofendas a esta creatura de Dios, a los presentes, o a sus bienes.


Señor Todopoderoso, palabra de Dios Padre, Cristo Jesús, Dios y Señor de toda creatura, que diste a los Santos Apóstoles el poder pisotear serpientes y escorpiones; que entre los demás preceptos de tus maravillas te dignaste decir:  Arrojad a los demonios; en virtud de lo cual cayo Satanás del cielo como un rayo; con temor y temblor ruego, suplico a tu santo nombre que a mí, siervo tuyo, otorgado el perdón de todos mis pecados por el bautismo en inmersión de agua, te dignes otorgarme una fe solida y el poder para, confiado y seguro del poder de tu brazo, enfrentarme con este cruel demonio: por Ti, Jesucristo, Señor y Dios nuestro, que has de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y a este siglo por medio de fuego.    Amén.


Te reprendo inmundisimo espíritu, toda incursión del adversario, todo fantasma, toda legión, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, para que te alejes y apartes de esta creatura de Dios. Te lo ordena el mismo que desde las alturas del cielo te ordenó descender a las profundidades de la tierra. Te lo ordena el mismo que ordenó al mar, a los vientos y las tempestades. Oye, pues, y teme, oh Satanás, enemigo de la fe, adversario del género humano, introductor de la muerte, raptor de la vida, quebrantador  de la justicia, raíz de los males, fomento de los vicios, seductor de los hombres, traidor de las gentes, incitador de la envidia, origen de la avaricia, causa de la discordia, suscitador de los engaños: por qué permaneces y resistes, sabiendo que Cristo el Señor destruye tus caminos? Teme  a Aquel que fue inmolado en Isaac, vendido en José, muerto en el cordero, crucificado en el hombre y luego triunfador del infierno. Aléjate, pues, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: Cede el lugar al Espíritu Santo por el poder de la sangre de Jesucristo, quien es Dios, por todos los siglos. Amén


Oh Dios, creador y defensor del género humano, que formaste al hombre a tu imagen; dirige tu mirada a esta creatura de Dios, acosada por los engaños del espíritu inmundo, al que el viejo adversario y antiguo enemigo de la tierra rodea con el horror y el miedo y desfigura el sentido de la mente humana con es estupor, perturba con terror y agita con exagerado miedo. Rechaza, Señor, la fuerza del diablo, aleja sus engaños e insidias; ahuyéntese lejos el tentador. Que esta persona sea sellada en su interior con el Espíritu Santo, que desaparezcan de su alma los intentos del poder adverso. Concede Señor Jesucristo con esta invocación de tu santo nombre la gracia de quien hasta ahora era causa del terror, huya aterrorizado y derrotado, se aleje y que esta persona con firmeza de corazón y mente sincera te sirva como es debido. Amén.


Te reprendo, serpiente antigua, por el juez de vivos y muertos por tu hacedor del mundo, por quien tiene poder de enviarte al infierno, para que pronto te alejes con tu miedo y el ejercito de tu furor de esta creatura de Dios que recurre a Jesucristo su único salvador, te reprendo una vez más no con mi debilidad sino con la fuerza del Espíritu Santo que salgas de esta persona a quien el Dios todo poderoso hizo a su imagen. Ríndete por tanto, a éste ministro de Cristo. Pues te lo exige su poder que te humillo en la cruz teme a su brazo del que venciendo los gemidos del infierno, condujo las almas a la luz. No resistas, no tardes en alejarte de este hombre, cede el lugar a Jesucristo para que habite  en él. No pienses que puedes despreciarme porque sabes que soy un hombre. Te lo ordena Dios. Te lo ordena la majestad de Cristo. Te lo ordena Dios Padre, te lo ordena Dios Hijo, te lo ordena Dios Espíritu Santo. Te lo ordena la poderosa Sangre de Jesucristo. Sal, por tanto, transgresor. Sal seductor lleno de todo odio y engaño, enemigo de la virtud, perseguidor de los inocentes. Cede el lugar o tirano, cede el lugar, oh el más impío, cede el lugar a Cristo, en quien nada encontraste en tus obras; el que te despojó, el que destruyo tu reino, el que te venció y te ató, el que despedazó tus instrumentos, el que te arrojó a las tinieblas exteriores, donde está preparada la perdición para ti junto con tus ministros. Más, por qué, bestia truculenta te niegas?  Por qué temerariamente te resistes? Eres reo delante de Dios omnipotente, cuyos mandatos haz quebrantado. Eres reo ante su hijo Jesucristo Señor nuestro a quien te atreviste a tentar y presumiste crucificar. Eres reo ante el género humano, al que con tus sugerencias propinaste mortal veneno.


Te reprendo, perversísimo dragón, en el nombre del cordero inmolado, que pisoteó la serpiente y el basilisco, para que te alejes de este hombre, para que te alejes de la iglesia de Dios: tiembla y huye al invocar el nombre de aquel ante el cual los infiernos tiemplan; a quien están sujetas las virtudes de los cielos y las potestades, y las dominaciones; a quien con incansables voces alaban los querubines y los serafines, diciendo: Santo, santo, santo es el señor de los ejércitos. Te lo manda el verbo hecho carne. Te lo manda Jesús, que cuando despreciabas a sus discípulos, golpeado y postrado te ordenó salir de un hombre, en cuya presencia, cuando te separó de ese hombre, ni siquiera pensabas entrar en una piara de cerdos. Aléjate ahora de este hombre. Es duro para ti querer resistir, es duro para ti dar coces contra el aguijón. Porque cuanto más tardes en salir, tanto más crece el suplicio para ti, porque no es a hombres a quienes desprecias, sino a aquel que domina sobre vivos y muertos, y que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego. Amén.  


Oh Dios del cielo, Dios de la tierra, Dios de los Ángeles, Dios de los arcángeles, Dios de los profetas, Dios de los apóstoles, Dios de los Mártires, Dios que tiene el poder de dar vida después de la muerte, descanso después del trabajo, porque no hay otro Dios fuera de ti, ni podrá ser verdadero, sino Tu creador del cielo y de la tierra que eres Rey verdadero y cuyo Reino no tendrá fin, humildemente suplico a la majestad de tu gloria que liberes de los espíritus inmundos a esta creatura de Dios. 

 

Te reprendo, pues, todo espíritu inmundo, todo fantasma, toda incursión de Satanás en el nombre de Jesucristo, que después del bautismo de Juan fue llevado al desierto y te venció en tu sede, para que dejes de atacar a aquel hombre que del polvo de la tierra formo Dios para honra de su gloria y no a la humana fragilidad, porque no vivo yo, sino que Cristo vive en mi, ríndete ante Dios que lanzó al abismo a ti y a tu malicia en faraón su ejército por manos de Moisés tu siervo.


Ríndete ante Dios que te puso en fuga por medio de su fidelísimo siervo David de Saúl con cantos espirituales. Ríndete ante Dios que te condenó en el traidor Judas Iscariote. Pues El te hiera con azotes divinos, ante los cuales, temblando y clamando con tus legiones dijiste: Que tenemos que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios altísimo? Viniste acá antes de tiempo para atormentarnos? Con llamas perpetuas te urge aquel que al fin de los tiempos dirá a los impíos. Alejaos de mi, malditos al fuego eterno preparado para  el diablo y sus ángeles. Pues para ti, impío, y para tus ángeles habrá gusanos que nunca morirán.


Para ti y para tus ángeles está preparado un incendio inextinguible porque tú eres un príncipe del homicidio, tú el autor del incesto, tú la cabeza de los sacrílegos, tú el maestro de las malas acciones, tú el doctor de los herejes e inventor de toda obscenidad. Sal, pues oh impío, sal oh criminal, sal con todo tu engaño, porque Dios a querido que el hombre sea su templo. Porque tardas en alejarte de aquí? Da honor a Dios Padre Todopoderoso, ante el cual toda rodilla se dobla. Da el lugar al Señor Jesucristo, quien derramó por el hombre su preciosísima sangre.


Da el lugar al Espíritu Santo, quien por medio de su bienaventurado Apóstol Pedro te humilló públicamente en Simón Mago; quien condenó tu engaño en el caso de Ananías y Sáfira; quien te hirió en persona de Herodes que no rendía honor a Dios; quien en el mago Elimas por medio de su  Apóstol Pablo te castigó con la oscuridad de la ceguera y por medio del mismo apóstol te ordenó salir de la pitonisa. Aléjate ahora, aléjate seductor.


Tu sede es el desierto. Tu habitación es la serpiente: humíllate y póstrate. Ya no hay tiempo que perder. Pues he aquí que el Señor Dominador esta ya cerca, ante El arderá el fuego y le precede e inflamará a sus enemigos alrededor, pues si engañaste al hombre, de Dios no podrás burlarte. Te arroja aquel para cuyos ojos nada hay oculto. Te arroja aquel a cuyo poder todo está sometido. Te arroja aquel que para ti y para tus ángeles preparó el fuego eterno, aquel de cuya  boca saldrá una aguda espada, que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por medio del fuego. Amén.

Oración de Guerra Espiritual

“LA LIBERACION, EL PAN DE LOS HIJOS DE DIOS”


Mateo 6:11


Danos hoy el pan nuestro de cada día....
‘Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno.   NBLH


La siguiente es una de las oraciones más poderosas para ministrar liberación o para realizar autoliberación, recuerda adorar antes de hacerla para estar en el Espíritu y ser guiados completamente por Jesucristo.


Sella tu cuerpo, alma y espíritu con la sangre de nuestro Señor Jesucristo.


Efesios 6:10
Fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.


Efesios 3:14
Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
20Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén


SALMO 24
El rey de gloria
Salmo de David.
1De Jehová es la tierra y su plenitud;
El mundo, y los que en él habitan.
2Porque él la fundó sobre los mares,
Y la afirmó sobre los ríos.
3¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
4El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
5El recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación.
6Tal es la generación de los que le buscan,
De los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.
7Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
8¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová el fuerte y valiente,
Jehová el poderoso en batalla.
9Alzad, oh puertas, vuestras cabezas,
Y alzaos vosotras, puertas eternas,
Y entrará el Rey de gloria.
10¿Quién es este Rey de gloria?
Jehová de los ejércitos,
El es el Rey de la gloria.


SALMO 29
Poder y gloria de Jehová
Salmo de David.
1Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos,
Dad a Jehová la gloria y el poder.
2Dad a Jehová la gloria debida a su nombre;
Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad.
3Voz de Jehová sobre las aguas;
Truena el Dios de gloria,
Jehová sobre las muchas aguas.
4Voz de Jehová con potencia;
Voz de Jehová con gloria.
5Voz de Jehová que quebranta los cedros;
Quebrantó Jehová los cedros del Líbano.
6Los hizo saltar como becerros;
Al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos.
7Voz de Jehová que derrama llamas de fuego;
8Voz de Jehová que hace temblar el desierto;
Hace temblar Jehová el desierto de Cades.
9Voz de Jehová que desgaja las encinas,
Y desnuda los bosques;
En su templo todo proclama su gloria.
10Jehová preside en el diluvio,
Y se sienta Jehová como rey para siempre.
11Jehová dará poder a su pueblo;
Jehová bendecirá a su pueblo con paz.


SALMO 3
Oración matutina de confianza en Dios
Salmo de David, cuando huía de delante de Absalón su hijo.
1¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis adversarios!
Muchos son los que se levantan contra mí.
2Muchos son los que dicen de mí:
No hay para él salvación en Dios.
3Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
4Con mi voz clamé a Jehová,
Y él me respondió desde su monte santo.
5Yo me acosté y dormí,
Y desperté, porque Jehová me sustentaba.
6No temeré a diez millares de gente,
Que pusieren sitio contra mí.
7Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
Los dientes de los perversos quebrantaste.
8La salvación es de Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu bendición.


SALMO 27
Jehová es mi luz y mi salvación
Salmo de David.
1Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?
2Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos,
Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron.
3Aunque un ejército acampe contra mí,
No temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante guerra,
Yo estaré confiado.
4Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré;
Que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo.
5Porque él me esconderá en su tabernáculo en el día del mal;
Me ocultará en lo reservado de su morada;
Sobre una roca me pondrá en alto.
6Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean,
Y yo sacrificaré en su tabernáculo sacrificios de júbilo;
Cantaré y entonaré alabanzas a Jehová.
7Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y respóndeme.
8Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Jehová;
9No escondas tu rostro de mí.
No apartes con ira a tu siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
10Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.
11Enséñame, oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos.
12No me entregues a la voluntad de mis enemigos;
Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.
13Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes.
14Aguarda a Jehová;
Esfuérzate, y aliéntese tu corazón;
Sí, espera a Jehová.


SALMO 35
Plegaria pidiendo ser librado de los enemigos
Salmo de David.
1Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden;
Pelea contra los que me combaten.
2Echa mano al escudo y al pavés,
Y levántate en mi ayuda.
3Saca la lanza, cierra contra mis perseguidores;
Di a mi alma: Yo soy tu salvación.
4Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida;
Sean vueltos atrás y avergonzados los que mi mal intentan.
5Sean como el tamo delante del viento,
Y el ángel de Jehová los acose.
6Sea su camino tenebroso y resbaladizo,
Y el ángel de Jehová los persiga.
7Porque sin causa escondieron para mí su red en un hoyo;
Sin causa cavaron hoyo para mi alma.
8Véngale el quebrantamiento sin que lo sepa,
Y la red que él escondió lo prenda;
Con quebrantamiento caiga en ella.
9Entonces mi alma se alegrará en Jehová;
Se regocijará en su salvación.
10Todos mis huesos dirán: Jehová, ¿quién como tú,
Que libras al afligido del más fuerte que él,
Y al pobre y menesteroso del que le despoja?
11Se levantan testigos malvados;
De lo que no sé me preguntan;
12Me devuelven mal por bien,
Para afligir a mi alma.
13Pero yo, cuando ellos enfermaron, me vestí de cilicio;
Afligí con ayuno mi alma,
Y mi oración se volvía a mi seno.
14Como por mi compañero, como por mi hermano andaba;
Como el que trae luto por madre, enlutado me humillaba.
15Pero ellos se alegraron en mi adversidad, y se juntaron;
Se juntaron contra mí gentes despreciables, y yo no lo entendía;
Me despedazaban sin descanso;
16Como lisonjeros, escarnecedores y truhanes,
Crujieron contra mí sus dientes.
17Señor, ¿hasta cuándo verás esto?
Rescata mi alma de sus destrucciones, mi vida de los leones.
18Te confesaré en grande congregación;
Te alabaré entre numeroso pueblo.
19No se alegren de mí los que sin causa son mis enemigos,
Ni los que me aborrecen sin causa guiñen el ojo.
20Porque no hablan paz;
Y contra los mansos de la tierra piensan palabras engañosas.
21Ensancharon contra mí su boca;
Dijeron: ¡Ea, ea, nuestros ojos lo han visto!
22Tú lo has visto, oh Jehová; no calles;
Señor, no te alejes de mí.
23Muévete y despierta para hacerme justicia,
Dios mío y Señor mío, para defender mi causa.
24Júzgame conforme a tu justicia, Jehová Dios mío,
Y no se alegren de mí.
25No digan en su corazón: ¡Ea, alma nuestra!
No digan: ¡Le hemos devorado!
26Sean avergonzados y confundidos a una los que de mi mal se alegran;
Vístanse de verg:uenza y de confusión los que se engrandecen contra mí.
27Canten y alégrense los que están a favor de mi justa causa,
Y digan siempre: Sea exaltado Jehová,
Que ama la paz de su siervo.
28Y mi lengua hablará de tu justicia
Y de tu alabanza todo el día.


SALMO 68
El Dios del Sinaí y del santuario
Al músico principal. Salmo de David. Cántico.
1Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos,
Y huyan de su presencia los que le aborrecen.
2Como es lanzado el humo, los lanzarás;
Como se derrite la cera delante del fuego,
Así perecerán los impíos delante de Dios.
3Mas los justos se alegrarán; se gozarán delante de Dios,
Y saltarán de alegría.
4Cantad a Dios, cantad salmos a su nombre;
Exaltad al que cabalga sobre los cielos.
JAH es su nombre; alegraos delante de él.
5Padre de huérfanos y defensor de viudas
Es Dios en su santa morada.
6Dios hace habitar en familia a los desamparados;
Saca a los cautivos a prosperidad;
Mas los rebeldes habitan en tierra seca.
7Oh Dios, cuando tú saliste delante de tu pueblo,
Cuando anduviste por el desierto,
8La tierra tembló;
También destilaron los cielos ante la presencia de Dios;
Aquel Sinaí tembló delante de Dios, del Dios de Israel.
9Abundante lluvia esparciste, oh Dios;
A tu heredad exhausta tú la reanimaste.
10Los que son de tu grey han morado en ella;
Por tu bondad, oh Dios, has provisto al pobre.
11El Señor daba palabra;
Había grande multitud de las que llevaban buenas nuevas.
12Huyeron, huyeron reyes de ejércitos,
Y las que se quedaban en casa repartían los despojos.
13Bien que fuisteis echados entre los tiestos,
Seréis como alas de paloma cubiertas de plata,
Y sus plumas con amarillez de oro.
14Cuando esparció el Omnipotente los reyes allí,
Fue como si hubiese nevado en el monte Salmón.
15Monte de Dios es el monte de Basán;
Monte alto el de Basán.
16¿Por qué observáis, oh montes altos,
Al monte que deseó Dios para su morada?
Ciertamente Jehová habitará en él para siempre.
17Los carros de Dios se cuentan por veintenas de millares de millares;
El Señor viene del Sinaí a su santuario.
18Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad,
Tomaste dones para los hombres,
Y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios.
19Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios
El Dios de nuestra salvación.
20Dios, nuestro Dios ha de salvarnos,
Y de Jehová el Señor es el librar de la muerte.
21Ciertamente Dios herirá la cabeza de sus enemigos,
La testa cabelluda del que camina en sus pecados.
22El Señor dijo: De Basán te haré volver;
Te haré volver de las profundidades del mar;
23Porque tu pie se enrojecerá de sangre de tus enemigos,
Y de ella la lengua de tus perros.
24Vieron tus caminos, oh Dios;
Los caminos de mi Dios, de mi Rey, en el santuario.
25Los cantores iban delante, los músicos detrás;
En medio las doncellas con panderos.
26Bendecid a Dios en las congregaciones;
Al Señor, vosotros de la estirpe de Israel.
27Allí estaba el joven Benjamín, señoreador de ellos,
Los príncipes de Judá en su congregación,
Los príncipes de Zabulón, los príncipes de Neftalí.
28Tu Dios ha ordenado tu fuerza;
Confirma, oh Dios, lo que has hecho para nosotros.
29Por razón de tu templo en Jerusalén
Los reyes te ofrecerán dones.
30Reprime la reunión de gentes armadas,
La multitud de toros con los becerros de los pueblos,
Hasta que todos se sometan con sus piezas de plata;
Esparce a los pueblos que se complacen en la guerra.
31Vendrán príncipes de Egipto;
Etiopía se apresurará a extender sus manos hacia Dios.
32Reinos de la tierra, cantad a Dios,
Cantad al Señor;
33Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad;
He aquí dará su voz, poderosa voz.
34Atribuid poder a Dios;
Sobre Israel es su magnificencia,
Y su poder está en los cielos.
35Temible eres, oh Dios, desde tus santuarios;
El Dios de Israel, él da fuerza y vigor a su pueblo.
Bendito sea Dios.


SALMO 91
Morando bajo la sombra del Omnipotente
1El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
2Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
3El te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
4Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
5No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
6Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
7Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
8Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.
9Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
10No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
11Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
12En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
13Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
14Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
16Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.


SALMO 32
La dicha del perdón
Salmo de David. Masquil.
1Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
2Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.
3Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
4Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano.
Selah
5Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.
Selah
6Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
7Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás.
Selah
8Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
9No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.
10Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
11Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.
SALMO 50
Dios juzgará al mundo
Salmo de Asaf.
1El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra,
Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
2De Sion, perfección de hermosura,
Dios ha resplandecido.
3Vendrá nuestro Dios, y no callará;
Fuego consumirá delante de él,
Y tempestad poderosa le rodeará.
4Convocará a los cielos de arriba,
Y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
5Juntadme mis santos,
Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
6Y los cielos declararán su justicia,
Porque Dios es el juez.
7Oye, pueblo mío, y hablaré;
Escucha, Israel, y testificaré contra ti:
Yo soy Dios, el Dios tuyo.
8No te reprenderé por tus sacrificios,
Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí.
9No tomaré de tu casa becerros,
Ni machos cabríos de tus apriscos.
10Porque mía es toda bestia del bosque,
Y los millares de animales en los collados.
11Conozco a todas las aves de los montes,
Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.
12Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti;
Porque mío es el mundo y su plenitud.
13¿He de comer yo carne de toros,
O de beber sangre de machos cabríos?
14Sacrifica a Dios alabanza,
Y paga tus votos al Altísimo;
15E invócame en el día de la angustia;
Te libraré, y tú me honrarás.
16Pero al malo dijo Dios:
¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes,
Y que tomar mi pacto en tu boca?
17Pues tú aborreces la corrección,
Y echas a tu espalda mis palabras.
18Si veías al ladrón, tú corrías con él,
Y con los adúlteros era tu parte.
19Tu boca metías en mal,
Y tu lengua componía engaño.
20Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano;
Contra el hijo de tu madre ponías infamia.
21Estas cosas hiciste, y yo he callado;
Pensabas que de cierto sería yo como tú;
Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.
22Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios,
No sea que os despedace, y no haya quien os libre.
23El que sacrifica alabanza me honrará;
Y al que ordenare su camino,
Le mostraré la salvación de Dios.


SALMO 51
Arrepentimiento, y plegaria pidiendo purificación
Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta.
1Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.
2Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.
3Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.
4Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio.
5He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.
6He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo,
Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.
7Purifícame con hisopo, y seré limpio;
Lávame, y seré más blanco que la nieve.
8Hazme oír gozo y alegría,
Y se recrearán los huesos que has abatido.
9Esconde tu rostro de mis pecados,
Y borra todas mis maldades.
10Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,
Y renueva un espíritu recto dentro de mí.
11No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.
12Vuélveme el gozo de tu salvación,
Y espíritu noble me sustente.
13Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos,
Y los pecadores se convertirán a ti.
14Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
Cantará mi lengua tu justicia.
15Señor, abre mis labios,
Y publicará mi boca tu alabanza.
16Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
No quieres holocausto.
17Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
18Haz bien con tu benevolencia a Sion;
Edifica los muros de Jerusalén.
19Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
El holocausto u ofrenda del todo quemada;
Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar.


SALMO 52
Futilidad de la jactancia del malo
Al músico principal. Masquil de David, cuando vino Doeg edomita y dio cuenta a Saúl diciéndole: David ha venido a casa de Ahimelec.
1¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso?
La misericordia de Dios es continua.
2Agravios maquina tu lengua;
Como navaja afilada hace engaño.
3Amaste el mal más que el bien,
La mentira más que la verdad.
Selah
4Has amado toda suerte de palabras perniciosas,
Engañosa lengua.
5Por tanto, Dios te destruirá para siempre;
Te asolará y te arrancará de tu morada,
Y te desarraigará de la tierra de los vivientes.
Selah
6Verán los justos, y temerán;
Se reirán de él, diciendo:
7He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza,
Sino que confió en la multitud de sus riquezas,
Y se mantuvo en su maldad.
8Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios;
En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.
9Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así;
Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.


SALMO 53
Insensatez y maldad de los hombres
(Sal. 14.1–7)
Al músico principal; sobre Mahalat. Masquil de David.
1Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
Se han corrompido, e hicieron abominable maldad;
No hay quien haga bien.
2Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres,
Para ver si había algún entendido
Que buscara a Dios.
3Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno.
4¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad,
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan,
Y a Dios no invocan?
5Allí se sobresaltaron de pavor donde no había miedo,
Porque Dios ha esparcido los huesos del que puso asedio contra ti;
Los avergonzaste, porque Dios los desechó.
6¡Oh, si saliera de Sion la salvación de Israel!
Cuando Dios hiciere volver de la cautividad a su pueblo,
Se gozará Jacob, y se alegrará Israel.
SALMO 54
Plegaria pidiendo protección contra los enemigos
Al músico principal; en Neginot. Masquil de David, cuando vinieron los zifeos y dijeron a Saúl: ¿No está David escondido en nuestra tierra?
1Oh Dios, sálvame por tu nombre,
Y con tu poder defiéndeme.
2Oh Dios, oye mi oración;
Escucha las razones de mi boca.
3Porque extraños se han levantado contra mí,
Y hombres violentos buscan mi vida;
No han puesto a Dios delante de sí.
4He aquí, Dios es el que me ayuda;
El Señor está con los que sostienen mi vida.
5El devolverá el mal a mis enemigos;
Córtalos por tu verdad.
6Voluntariamente sacrificaré a ti;
Alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno.
7Porque él me ha librado de toda angustia,
Y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.


SALMO 55
Plegaria pidiendo la destrucción de enemigos traicioneros
Al músico principal; en Neginot. Masquil de David.
1Escucha, oh Dios, mi oración,
Y no te escondas de mi súplica.
2Está atento, y respóndeme;
Clamo en mi oración, y me conmuevo,
3A causa de la voz del enemigo,
Por la opresión del impío;
Porque sobre mí echaron iniquidad,
Y con furor me persiguen.
4Mi corazón está dolorido dentro de mí,
Y terrores de muerte sobre mí han caído.
5Temor y temblor vinieron sobre mí,
Y terror me ha cubierto.
6Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma!
Volaría yo, y descansaría.
7Ciertamente huiría lejos;
Moraría en el desierto.
8Me apresuraría a escapar
Del viento borrascoso, de la tempestad.
9Destrúyelos, oh Señor; confunde la lengua de ellos;
Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad.
10Día y noche la rodean sobre sus muros,
E iniquidad y trabajo hay en medio de ella.
11Maldad hay en medio de ella,
Y el fraude y el engaño no se apartan de sus plazas.
12Porque no me afrentó un enemigo,
Lo cual habría soportado;
Ni se alzó contra mí el que me aborrecía,
Porque me hubiera ocultado de él;
13Sino tú, hombre, al parecer íntimo mío,
Mi guía, y mi familiar;
14Que juntos comunicábamos dulcemente los secretos,
Y andábamos en amistad en la casa de Dios.
15Que la muerte les sorprenda;
Desciendan vivos al Seol,
Porque hay maldades en sus moradas, en medio de ellos.
16En cuanto a mí, a Dios clamaré;
Y Jehová me salvará.
17Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré,
Y él oirá mi voz.
18El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí,
Aunque contra mí haya muchos.
19Dios oirá, y los quebrantará luego,
El que permanece desde la antigüedad;
Por cuanto no cambian,
Ni temen a Dios.
20Extendió el inicuo sus manos contra los que estaban en paz con él;
Violó su pacto.
21Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla,
Pero guerra hay en su corazón;
Suaviza sus palabras más que el aceite,
Mas ellas son espadas desnudas.
22Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;
No dejará para siempre caído al justo.
23Mas tú, oh Dios, harás descender aquéllos al pozo de perdición.
Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días;
Pero yo en ti confiaré.


SALMO 56
Oración de confianza
Al músico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.
1Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime combatiéndome cada día.
2Todo el día mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
3En el día que temo,
Yo en ti confío.
4En Dios alabaré su palabra;
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
5Todos los días ellos pervierten mi causa;
Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
6Se reúnen, se esconden,
Miran atentamente mis pasos,
Como quienes acechan a mi alma.
7Pésalos según su iniquidad, oh Dios,
Y derriba en tu furor a los pueblos.
8Mis huidas tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas en tu libro?
9Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé, que Dios está por mí.
10En Dios alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.
11En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?
12Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
Te tributaré alabanzas.
13Porque has librado mi alma de la muerte,
Y mis pies de caída,
Para que ande delante de Dios
En la luz de los que viven.


SALMO 57
Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores
(Sal. 108.1–5)
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva.
1Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado mi alma,
Y en la sombra de tus alas me ampararé
Hasta que pasen los quebrantos.
2Clamaré al Dios Altísimo,
Al Dios que me favorece.
3El enviará desde los cielos, y me salvará
De la infamia del que me acosa;
Dios enviará su misericordia y su verdad.
4Mi vida está entre leones;
Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas;
Sus dientes son lanzas y saetas,
Y su lengua espada aguda.
5Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.
6Red han armado a mis pasos;
Se ha abatido mi alma;
Hoyo han cavado delante de mí;
En medio de él han caído ellos mismos.
7Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.
8Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa;
Me levantaré de mañana.
9Te alabaré entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las naciones.
10Porque grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.
11Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.


SALMO 58
Plegaria pidiendo el castigo de los malos
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David.
1Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
2Antes en el corazón maquináis iniquidades;
Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
3Se apartaron los impíos desde la matriz;
Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.
4Veneno tienen como veneno de serpiente;
Son como el áspid sordo que cierra su oído,
5Que no oye la voz de los que encantan,
Por más hábil que el encantador sea.
6Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas;
Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.
7Sean disipados como aguas que corren;
Cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos.
8Pasen ellos como el caracol que se deslíe;
Como el que nace muerto, no vean el sol.
9Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos,
Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.
10Se alegrará el justo cuando viere la venganza;
Sus pies lavará en la sangre del impío.
11Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo;
Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.


SALMO 81
Bondad de Dios y perversidad de Israel
Al músico principal; sobre Gitit. Salmo de Asaf.
1Cantad con gozo a Dios, fortaleza nuestra;
Al Dios de Jacob aclamad con júbilo.
2Entonad canción, y tañed el pandero,
El arpa deliciosa y el salterio.
3Tocad la trompeta en la nueva luna,
En el día señalado, en el día de nuestra fiesta solemne.
4Porque estatuto es de Israel,
Ordenanza del Dios de Jacob.
5Lo constituyó como testimonio en José
Cuando salió por la tierra de Egipto.
Oí lenguaje que no entendía;
6Aparté su hombro de debajo de la carga;
Sus manos fueron descargadas de los cestos.
7En la calamidad clamaste, y yo te libré;
Te respondí en lo secreto del trueno;
Te probé junto a las aguas de Meriba.
8Oye, pueblo mío, y te amonestaré.
Israel, si me oyeres,
9No habrá en ti dios ajeno,
Ni te inclinarás a dios extraño.
10Yo soy Jehová tu Dios,
Que te hice subir de la tierra de Egipto;
Abre tu boca, y yo la llenaré.
11Pero mi pueblo no oyó mi voz,
E Israel no me quiso a mí.
12Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón;
Caminaron en sus propios consejos.
13¡Oh, si me hubiera oído mi pueblo,
Si en mis caminos hubiera andado Israel!
14En un momento habría yo derribado a sus enemigos,
Y vuelto mi mano contra sus adversarios.
15Los que aborrecen a Jehová se le habrían sometido,
Y el tiempo de ellos sería para siempre.
16Les sustentaría Dios con lo mejor del trigo,
Y con miel de la peña les saciaría.


SALMO 143
Súplica de liberación y dirección
Salmo de David.
1Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.
2Y no entres en juicio con tu siervo;
Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
3Porque ha perseguido el enemigo mi alma;
Ha postrado en tierra mi vida;
Me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.
4Y mi espíritu se angustió dentro de mí;
Está desolado mi corazón.
5Me acordé de los días antiguos;
Meditaba en todas tus obras;
Reflexionaba en las obras de tus manos.
6Extendí mis manos a ti,
Mi alma a ti como la tierra sedienta.
7Respóndeme pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu;
No escondas de mí tu rostro,
No venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.
8Hazme oír por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado;
Hazme saber el camino por donde ande,
Porque a ti he elevado mi alma.
9Líbrame de mis enemigos, oh Jehová;
En ti me refugio.
10Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.
11Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás;
Por tu justicia sacarás mi alma de angustia.
12Y por tu misericordia disiparás a mis enemigos,
Y destruirás a todos los adversarios de mi alma,
Porque yo soy tu siervo.

EL MINISTERIO DE LIBERACIÓN


El mayor poder que tiene el demonio consiste en negarse a sí mismo, el mejor presupuesto para que él logre sus objetivos es poner en duda o negar su existencia.
El demonio es un ser espiritual y perverso.
Quien niegue su existencia se sale del marco de la enseñanza bíblica, es decir, no acepta la palabra de Dios.
El demonio fue creado por Dios como ser bueno y ahora cuando está alejado de Dios no es autónomo.
No puede afirmarse que el demonio es únicamente la personificación del mal. Es un ser concreto.


Apocalipsis 12:7-12
7Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. 10Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. 12Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.


EL ANTIGUO TESTAMENTO Y EL DEMONIO 


Desde el principio la biblia nos enseña sobre la existencia de Satanás.


Génesis 3:1-19
Desobediencia del hombre
1Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
8Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 14Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.


Con esta enseñanza bíblica entendemos la presencia tentadora del demonio en el huero del Edén, donde, en forma de serpiente, logra ‘engañar’ a Eva y por tanto a Adán separándolos de la amistad divina por medio del pecado (desobediencia).  


Job 1: 6-12
6Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. 7Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. 8Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 9Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 12Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová.


Job 2:1-8
1Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. 2Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. 3Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? 4Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. 5Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 6Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida.
7Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. 8Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza.


En esta escritura Satanás aparece como un ser personal, distinto de los ángeles buenos, lleno de odio contra los hombres y capaz de causar mucho daño pero con el permiso de Dios, porque él está bajo su poder y lo estará siempre.

EL NUEVO TESTAMENTO Y EL DEMONIO

Toda persona que lea con seriedad el Nuevo Testamento no puede dudar de la existencia de Satanás y sus demonios. Los textos son tan abundantes y tan claros que no dan lugar a la menor duda.


CRISTO Y EL TENTADOR 


Mateo 4:1-11
Tentación de Jesús
(Mr. 1.12–13; Lc. 4.1–13)


1Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. 2Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3Y vino a él el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. 4El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. 5Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está:
A sus ángeles mandará acerca de ti,
y,
En sus manos te sostendrán,
Para que no tropieces con tu pie en piedra.
7Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. 8Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, 9y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares. 10Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. 11El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
El señor se sometió a la tentación del diablo porque “se hizo semejante a nosotros en todo, menos en el pecado”, y para enseñarnos a combatir con eficiencia los asaltos del maligno.


EL PRÍNCIPE DE ESTE MUNDO


Tres veces llama Jesús al demonio “príncipe de este mundo”.
Juan 12:31
31Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.
Juan 14:30
30No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.
Juan 16:11
7Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré. 8Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. 9De pecado, por cuanto no creen en mí; 10de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; 11y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.


Basado en la anterior afirmación del Maestro, escribe Pablo a los Efesios:


Efesios 2:1
1Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.


Pero como observamos en Juan 14:30, este “príncipe del mundo” nada puede lograr contra Jesús.


El diablo fue derrotado plena y definitivamente por Cristo en la Cruz.


1 Juan 3:8
8El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.


Hebreos 2:14
14Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.


Pablo enfatiza este triunfo del Señor sobre el demonio en su carta a los Colosenses: 


Colosenses 2:9-15
9Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 10y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. 11En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 12sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 13Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 14anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 15y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.


Con razón pudo decir el Señor Jesús antes de su Pasión que “el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.” Juan 16:11. Pero el triunfo de Jesús sobre el diablo y sus huestes culminará al final de los tiempos como lo enseña Pablo en su segunda carta a los Tesalonicenses con estas palabras:


2 Tesalonicenses 2:7-10
7Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. 8Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida.


El Apocalipsis confirma esta enseñanza:


Apocalipsis 20:10
10Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.


NUESTRO ADVERSARIO EL DIABLO


La lucha que entabló Satanás contra Cristo la extiende a todos los miembros de su Cuerpo Místico, es decir, a todos los hermanos en Cristo.


Pablo se refiere a ella con palabras muy claras
Efesios 6:10


…fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.


El Apóstol Pedro escribe en su primera carta:


1 Pedro 5:8
8Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 9al cual resistid firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo.


Sin duda al escribir Pedro estas palabras recordó lo que le había dicho Jesús: 


Lucas 22:31
…Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
Esta lucha de Satanás incrementará en los últimos tiempos. Tanto Pablo como el Apocalipsis lo describen muy claramente.


Leamos claramente lo que el Apóstol escribe a los Tesalonicenses.


2 Tesalonicenses 2:1
1Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, 2que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. 3Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, 4el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. 5¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? 6Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. 7Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. 8Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; 9inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, 10y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. 11Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia. 


LOS ESPÍRITUS MALOS SON MUCHOS


Para poder comprender mejor la acción demoniaca contra los seres humanos es preciso saber que estos espíritus malos son muchos.
Lucas 11:20
20Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros.
El endemoniado gadareno 
Marcos 5:6-14
6Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. 7Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes. 8Porque le decía: Sal de este hombre, espíritu inmundo. 9Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos. 10Y le rogaba mucho que no los enviase fuera de aquella región. 11Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. 12Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. 13Y luego Jesús les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus inmundos, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil; y el hato se precipitó en el mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron.


Los apóstoles Lucas y Marcos nos dicen que el Señor echó siete demonios de María Magdalena.
Lucas 8:1-3
1Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, 2y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.
Mateo también narra lo siguiente:
Mateo 8:16-17
16Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; 17para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
Es por eso que en algunos casos de liberación (en la mayoría) es necesario reprender en nombre de Jesús a varios demonios. No siempre se trata de la opresión de una persona por un solo espíritu impuro. Quienes tienen experiencia en este campo conocen muy bien esta realidad.
Es impresionante la frecuencia y claridad con que la palabra de Dios hace referencia a los demonios.
Mt 9:33; Mt 11:18; Mt 15:22; Mt 17:18; Mr 5:15; Mr 5:16; Mr 7:26; Mr 7:29; Mr 7:30; Lc 4:33; Lc 4:35; Lc 7:33; Lc 8:29; Lc 9:42; Lc 11:14; Jn 7:20; Jn 8:48; Jn 8:49; Jn 8:52; Jn 10:20; Jn 10:21.
Los demonios aparecen en estos textos sagrados como seres personales e inteligentes. Pueden hablar y oír. Contestan las preguntas que Jesús les formula, y a veces le hablan. Conocen a los hombres.
Hechos 19:15
15Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois?
Reconocen a los verdaderos creyentes y se rinden ante la autoridad de Jesús.
Pero todas estas manifestaciones aparecen cuando están dentro de una persona.
Pueden ser expulsados del poseso por medio de la oración de liberación. A veces salen cuando un grupo de personas está dedicado a la alabanza de Dios. El texto que encontramos en…
Mateo 12:43
43Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla.
Nos indica que el demonio puede abandonar a una persona cuando quiere, pero la experiencia demuestra que prefiere permanecer en ella, mientras no sea expulsado.
Tanto el cuerpo humano como la mente pueden ser afectados y atormentados por uno o varios espíritus malos. Leamos
Lucas 9:38
38Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo: Maestro, te ruego que veas a mi hijo, pues es el único que tengo; 39y sucede que un espíritu le toma, y de repente da voces, y le sacude con violencia, y le hace echar espuma, y estropeándole, a duras penas se aparta de él.


EL PRINCIPAL ES UNO
Estos innumerables espíritus malos tienen un jefe: Satanás, que quiere decir el adversario, el enemigo.
Satanás y los otros demonios fueron creados por Dios, pero ellos por sí mismos se volvieron malos; el poder de Satanás es muy grande y como creyentes no debemos menospreciarlo; Pablo lo llama dios de este siglo en:
2 Corintios 4:4
4en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
La palabra Satanás aparece 56 veces en los siguientes 49 versículos bíblicos.
1 Cr 21:1; Job 1:6;  Job 1:7; Job 1:8; Job 1:9; Job 1:12; Job 2:1; Job 2:2; Job 2:3; Job 2:4; Job 2:6; Job 2:7; Sal 109:6; Zac 3:1; Zac 3:2; Mt 4:10; Mt 12:26; Mt 16:23; Mr 1:13; Mr 3:23; Mr 3:26; Mr 4:15; Mr 8:33; Lc 4:8;  Lc 10:18; Lc 11:18; Lc 13:16; Lc 22:3; Lc 22:31; Jn 13:27; Hch 5:3; Hch 26:18; Ro 16:20; 1 Co 5:5; 1 Co 7:5; 2 Co 2:11; 2 Co 11:14; 2 Co 12:7; 1 Tes 2:18; 2 Tes 2:9; 1 Ti 1:20; 1 Ti 5:15; Ap 2:9; Ap 2:13; Ap 2:24; Ap 3:9; Ap 12:9; Ap 20:2; Ap 20:7.
El Apocalipsis nos dice que tiene trono, sinagoga y ministros.  Allí también es llamado el gran dragón para significar su fuerza y su furor.
Aunque su reino es muy grande, lo mismo que su poder, los hermanos en Cristo “Guerreros Espirituales” podemos y debemos arrebatarle las personas que domina y conducirlas al reino de Dios en Cristo. Esto fue lo que Pablo oyó de labios del mismo Señor Jesucristo:
Hechos 26:15
Yo soy Jesús, a quien tú persigues. 16Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, 17librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, 18para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.
Con gran razón el Apóstol escribía después a los Colosenses: 
Colosenses 1:3
…damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, 5a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, 6que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, 7como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, 8quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.
9Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 11fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 12con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 13el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 14en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.     
Una de las principales claves para derrotarlo en nombre de Jesús es que este “Príncipe de los demonios” o Beelzebul  no es omnipresente ni omnipotente. Aunque su actividad es mucha y cuenta con la colaboración de sus ejércitos como lo describe Pablo en su carta a los Efesios.
Efesios 6:12
12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Gracias a nuestro Padre, como él dice a continuación (Efesios 6:13) podemos “tomar la armadura de Dios y vencer al diablo”.

Oración a una casa


Dios omnipotente y eterno, que diste a tus siervos el gran poder de que cuando por ellos se hace digna y perfectamente, se considere hecho por Ti: rogamos de tu inmensa clemencia que visites lo que ahora vamos a visitar y bendigas lo que vamos a bendecir y extiendas tu diestra poderosa sobre lo que vamos a hacer, y por el ingreso del Espíritu Santo a través de nuestra humildad, por el poder de la sangre de Cristo y por la invocación del nombre que es sobre todo nombre “Jesús”, huyan los demonios y entren los ángeles de la paz. Amén


Oh Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, de los Ángeles, Dios de los Arcángeles, Dios de los profetas, Dios de los Apóstoles, y de todos los que vivimos rectamente: Dios y Padre de nuestro señor Jesucristo, te invoco e invoco tu santo nombre y ruego que por tu infinito amor y misericordia, te dignes darme tu ayuda contra los malísimos espíritus y que donde quiera que estén, al oír tu nombre “Jesús” velozmente salgan y se aparten. Al único y sabio Dios, sea la gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén


Te reprendo, serpiente antigua, por el juez de vivos y muertos, por el Creador del mundo que tiene poder para enviarte al infierno de fuego, para que pronto te alejes de esta casa. Te lo ordena, diablo, el que ordenó a los vientos y al mar y a las tempestades. Te lo ordena el que te mandó sumergirte desde lo alto de los cielos a las profundidades de la tierra. Te lo manda el que te mandó retroceder. Oye, pues, satanás, y teme, y vencido y postrado aléjate, en el nombre de nuestro señor Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y los muertos y al mundo por medio del fuego. Amén



SALMO 120
Plegaria ante el peligro de la lengua engañosa
SALMO 121
Jehová es tu guardador
SALMO 122
Oración por la paz de Jerusalén
SALMO 123
Plegaria pidiendo misericordia
SALMO 124
Alabanza por haber sido librado de los enemigos


Entra, señor, clementemente en tu casa y haz de los corazones de tus fieles tu perpetua mansión y concédenos que en esta casa no domine maldad alguna de los espíritus malignos, te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén  



SALMO 125
Dios protege a su pueblo
SALMO 126
Oración por la restauración
SALMO 127
La prosperidad viene de Jehová
SALMO 128
La bienaventuranza del que teme a Jehová
SALMO 129
Plegaria pidiendo la destrucción de los enemigos de Sion


Omnipotente y Altísimo Dios, que haces cosas grandes e inescrutables, y maravillas sin número; que pones a los humildes en altura, y a los enlutados levanta a seguridad; que frustras los pensamientos de los astutos, para que sus manos no hagan nada; que prendes a los sabios en la astucia de ellos, y frustras los designios de los perversos; que libras de la espada al pobre, de la boca de los impíos, y de la mano violenta: atiende nuestras súplicas para que seas protector de esta casa y que ninguna maldad de poderes contrarios se oponga, sino que por la fuerza del Espíritu Santo y su acción haya siempre aquí ante todo servicio a Ti y una devota libertad, te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén  


SALMO 130
Esperanza en que Jehová dará redención
SALMO 131
Confiando en Dios como un niño
SALMO 132
Plegaria por bendición sobre el santuario
SALMO 133
La bienaventuranza del amor fraternal
SALMO 134
Exhortación a los guardas del templo



Dios vivo y verdadero, grande y poderoso, tú que nos has dado espíritu de poder, de amor y de dominio propio, escúchanos, te rogamos, para que permanezca inviolable la bendición sobre esta casa y sea merecedora de todos los beneficios de tu bondad. Te lo pedimos en el nombre de Jesús. Amén  


Jesús y Zaqueo.     Lucas 19:1


Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa. 6Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso. 7Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. 8Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. 9Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham. 10Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.


Visita, Señor, te rogamos esta casa y aleja de ella todas las insidias del enemigo: que tus Santos Ángeles habiten en ella, que nos guarden en tu paz, y que tu bendición permanezca sobre nosotros hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.